16 agosto 2024

La Perla Negra del Pacífico.

TV Azteca y la Danza de los Diablos

Recientemente, en el programa Venga la Alegría de TV Azteca, se presentó una supuesta representación de la Danza de los Diablos de Cuajinicuilapa, Guerrero. Sin embargo, ni el baile ni la vestimenta mostrados guardan relación alguna con la auténtica tradición, lo que constituye una falta de respeto hacia la historia de nuestros pueblos afromexicanos.

Soy orgullosamente guerrerense, nacida en la Costa Grande, y he tenido la fortuna de conocer todas las regiones de mi hermoso estado de Guerrero. Entre 2015 y 2017, residí en la Región de Costa Chica, un lugar que, como dice Rubén Mora, “no sé por qué te llaman Costa Chica, si es tan grande el amor con que te quiero”. Esta región posee una riqueza cultural inmensa; quien pisa esas tierras queda fascinado por sus tradiciones, danzas, gastronomía y demás expresiones culturales, todas profundamente arraigadas y transmitidas de generación en generación.

La auténtica Danza de los Diablos de Cuajinicuilapa es originaria de esta región y se celebra principalmente durante la Fiesta de Todos Santos, del 31 de octubre al 2 de noviembre. Con su peculiar zapateado, esta danza anuncia la llegada de los muertos, que, según la tradición, salen del panteón en forma de seres bailadores, juguetones y burlones, para cuidar a los pueblos de la Costa Chica. Otra versión sostiene que estos seres salen a espantar a los muertos.

La vestimenta tradicional de los diablos incluye una máscara con barbas largas hechas de crin y cola de caballo; cuernos de venado; y orejas que representan su naturaleza sobrenatural. Estas máscaras se confeccionan artesanalmente durante meses. El grupo de diablos puede incluir entre doce y veinte integrantes, acompañados por personajes clave como La Minga y el Diablo Mayor o Tenango. El Tenango lidera la danza, representando a un capataz, y viste unas chaparreras con un látigo en mano, en una sátira de los capataces españoles. La Minga, diminutivo de María Dominga, es un hombre vestido de mujer que lleva un bebé en brazos, y regresa en busca del padre de su hijo. Este personaje es carismático, coqueto y alegre.

La música que acompaña la danza emana de tres instrumentos principales: la armónica, la charrasca (una mandíbula de caballo o burro que emite un sonido al ser rascados sus dientes), y el bule (un tambor de calabaza cubierto con piel de venado, con una vara en medio a la que se le unta cera de abeja). En la actualidad, algunos lugares han añadido el violín o la trompeta a esta combinación.

El origen exacto de esta danza no se conoce, pero se cree que data de la época colonial, cuando personas traídas de África como esclavos llegaron a estas tierras, poblaron la región y se dedicaron a la ganadería, llevando consigo sus rituales y creencias, entre ellas la devoción al dios Ruja, a quien pedían liberación del yugo español.

Esta danza se mantiene viva gracias a las mayordomías, familias o personas del pueblo que organizan las festividades. Al recibir la danza en sus casas, se les ofrece comida, como tamales y mezcal de la ofrenda, mientras los diablos bailan.

Toda esta explicación busca resaltar la grandeza, historia, significado y origen de la cultura de nuestros pueblos negros. Es lamentable que una televisora de talla internacional, como TV Azteca, transmita, como dirían en la Costa Chica, “chanderas” y “bembos”, al no informarse adecuadamente antes de proyectar semejantes representaciones erróneas de lo que realmente es la Danza de los Diablos de Cuajinicuilapa, Guerrero.

Invito a TV Azteca, a otras televisoras y a todos los medios de comunicación, tanto digitales como impresos, a que continúen difundiendo la gran riqueza cultural de nuestro país, pero siempre con la participación de quienes verdaderamente conocen, viven y sienten estas tradiciones. Inviten a las danzas auténticas de la región.