El deseo de estar íntimamente con tu pareja va más allá de un acto sexual, ya que no solo involucra el cuerpo, sino también la mente, las emociones, los sentimientos e incluso los recuerdos.
¿Qué quiero decir con esto? Para desear estar sexualmente con tu pareja también es necesaria una estabilidad emocional. Si tu pareja no te trata bien, si hay discusiones constantes sin sentido, si no es capaz de reconocer sus errores ni tiene la humildad de ofrecer una disculpa, si no hay detalles que alimenten el amor y, en cambio, se van acumulando heridas, es natural que el deseo de intimidad se vea afectado.
A esto se suma que muchos hombres creen que su pareja querrá estar sexualmente con ellos solo por el hecho de estar en una relación, como si aceptarla implicara convertirse en su propiedad, como si fuéramos una cosa. O también, que debemos estar disponibles a la hora y en el momento que ellos quieran, solo porque lo desean.
Durante años, a las mujeres se nos ha adoctrinado para ser sumisas, para no expresar lo que sentimos o queremos, por miedo a lastimar al otro, a hacerlo sentir mal o dañar su autoestima. Se espera que seamos consideradas y empáticas, incluso a costa de nuestra propia estabilidad. Acceder por la creencia de que “así debe ser” es una carga que pesa y que cuesta erradicar de nuestra crianza. La realidad es que muchas mujeres aún no se atreven a decir "no", a expresar cómo quieren vivir su sexualidad o a decidir en qué momento hacerlo.
Además, se nos impone la responsabilidad de mantener el deseo en la relación: si no accedemos, corremos el riesgo de ser engañadas y, peor aún, se nos culpa por ello, porque "buscan afuera lo que no tienen en casa". ¿A poco no les suena conocida esa frase? Y, por otro lado, si expresamos nuestro deseo, nos enfrentamos a prejuicios que nos tildan de "pervertidas" o incluso de "ninfómanas".
La conclusión es clara: apostemos siempre por lo que nosotras queremos. Que nada importe más que nuestro propio bienestar. Amémonos y veamos nuestro cuerpo como el templo sagrado que es, un espacio seguro donde nadie tiene derecho a entrar sin nuestro consentimiento.