11 junio 2025

El derecho a una familia

Mayo es uno de los meses que más historias trae a la mente. Celebrar una fecha tan significativa como el Día de las Maternidades en México nos llena de orgullo, pero también nos invita a recordar aquellas maternidades que fueron y ya no están con nosotros, así como los desafíos que enfrentan las maternidades actuales y las que vendrán.

El derecho a formar una familia está protegido en el artículo 4° constitucional, que establece que mujeres y hombres son iguales ante la ley. Un dato curioso, pues “legalmente” las mujeres tienen un mayor periodo de licencia por maternidad, mientras que los hombres apenas gozan de cinco días por paternidad. Esto, además, queda sujeto muchas veces al criterio o voluntad del empleador.

¿Por qué mayo es un buen momento para hablar de la familia? Si bien en México el Día de la Familia se celebra el primer domingo de marzo, a nivel internacional su conmemoración se realiza en este mes, como una forma de concientizar sobre el papel fundamental de la familia en la vida de las personas.

Tener una familia —ya sea nuclear, ensamblada o en cualquiera de sus múltiples formas— representa una red de respaldo social y protección en distintos ámbitos. Hoy, con las nuevas dinámicas sociales, se reconocen derechos que antes no se consideraban: el acceso a un medio ambiente sano, la afiliación y el reconocimiento del concubinato, entre otros.

Uno de los roles esenciales de la familia es brindar pertenencia y permitir el descubrimiento de las primeras formas del amor. La autora bell hooks resaltaba la importancia del amor y la justicia, relacionándolos con la crianza positiva —tema cada vez más relevante—, ya que esta perspectiva promueve el desarrollo saludable de niñas, niños y adolescentes, y permite identificar y prevenir situaciones de violencia.

La crianza positiva fomenta un ambiente familiar de respeto, cariño y paciencia. Las reformas a la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes han marcado una diferencia clara entre el castigo corporal y el castigo humillante, señalando ambos como limitantes para el desarrollo pleno durante cualquier etapa del crecimiento.

Cabe destacar que los derechos no se restringen únicamente a la niñez, sino que también abarcan a juventudes, mujeres, personas adultas mayores, personas indígenas y personas con discapacidad. El derecho a una familia y a una vida libre de violencia es un pilar fundamental en todas las etapas de la vida.

Antes, las familias respondían de forma más rígida a las características de la sociedad que las rodeaba. Sin embargo, hoy es más común ver cómo el trabajo, las distancias, los intereses personales e incluso las formas de comunicación van transformando las dinámicas familiares. El abandono de esquemas punitivos en la educación y la incorporación de enfoques más emocionales reflejan un cambio cultural. Visibilizar temas antes considerados tabú —como la salud mental, la salud sexual y reproductiva— también ayuda a moldear nuevas formas de vivir en familia.

Aunque existe un Día Internacional de las Familias, es interesante reconocer cómo temas vinculados a la salud —como el medio ambiente, el descanso y el esparcimiento— impactan directamente en el bienestar familiar, tanto individual como colectivo. Tener la posibilidad de imaginar y construir un proyecto de vida con mejores condiciones implica también replantear el modelo de familia que queremos.

Cada familia es única, con matices propios. Reconocerlo es un acto de respeto y compromiso con la diversidad, la dignidad y los derechos humanos.