7 agosto 2024

Lactar es decidir

La Semana Mundial de la Lactancia Materna fue proclamada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en 1992, con el objetivo de proteger, promover y respaldar la lactancia materna. Desde entonces, cada año del 1 al 7 de agosto se realizan campañas y actividades orientadas a difundir los beneficios de la lactancia materna y problematizar sobre las condiciones en que millones de mujeres viven este proceso.

En México, sólo el 35% de bebés menores de seis meses reciben Lactancia Materna Exclusiva (LME), el resto es alimentado con fórmulas lácteas o en esquema de Lactancia Mixta (LM), en el que se ofrece leche materna y fórmula.

Aun cuando definir el tipo de alimentación que se desea ofrecer es una decisión personal de cada mamá, considero necesario analizar desde qué contextos y condiciones laborales se “elige”.

La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia establece en su artículo 11 que impedir a las mujeres el período de lactancia previsto en la ley, constituye violencia laboral. Sin embargo, no todos los centros de trabajo cuentan con lactarios o permiten a sus trabajadoras realizar las extracciones REQUERIDAS para mantener su producción.

Usé mayúsculas al referirme a las extracciones requeridas porque la Ley Federal del Trabajo establece el derecho de las madres lactantes a realizar dos extracciones durante la jornada laboral, cada una de media hora. O, si se prefiere, puede adelantarse la salida por una hora. No puedo imaginar pasar siete horas sin extraerme, acabar con fiebre y mastitis* y no poder alimentar sin dolor a mi hija.

Por eso insisto en que no es suficiente con decidir. Durante mi licencia de maternidad tenía que realizarme extracciones cerca de las 4am, pues en ese horario la prolactina ayudaba a generar más leche. Así logré juntar 100 onzas de banco de leche, cantidad que mi hija se tomó en 10 días de trabajo. Si no fuera porque en mi trabajo existe lactario y esquemas híbridos de trabajo, la lactancia habría acabado ahí, a sólo diez días después de reincorporada al trabajo.

Las condiciones laborales fueron uno de otros tantos obstáculos: de nada hubiera servido optar por la LME si Graciela, mi asesora de lactancia, no me hubiera ayudado cuando mi bebé no quería comer a su tercer día de nacida o cuando comenzó a preferir el biberón después de que empecé a trabajar. Gracias a ella aprendí que lactancia es un proceso natural como caminar, no como respirar.

En ese proceso de aprendizaje sin duda se requiere compromiso, esfuerzo y paciencia, pero también condiciones laborales que sostengan la decisión de cada mujer. Como ejemplo está Mariana Rodríguez, empresaria, influencer y titular de Amar a Nuevo León, quien acostumbra a compartir contenido sobre las rutinas que implementa con su hija Mariel. Recuerdo mucho un video donde mostró la cantidad de extractores que llevaba consigo para lograr la lactancia diferida** de un día.

El video me impactó porque era claro que sorteaba todos los obstáculos con dinero. El proceso de lavado/esterilizado se resolvía con varios extractores, la falta de tiempo para extraer no era un tema si aprovechaba el trayecto en camioneta donde alguien más manejaba para ella. Sin embargo, ¿pueden parar las jornaleras, las trabajadoras de maquilas, de bancos? ¿Tienen todas las mujeres acceso a una asesora de lactancia, un extractor, kits de refrigeración para transportar la leche, un congelador para almacenar el banco de leche?

Nos han hecho creer que la lactancia es un proceso de convicción, de decidir hacerlo para lograrlo. Se omite que, en un mundo donde la productividad se pone por encima del bienestar, lactar y trabajar es un lujo al que sólo una minoria tiene acceso. Es sorprendente que algo tan vital para la humanidad sea tan ignorado por empresas y gobiernos. Los derechos relacionados a los cuidados deben hacerse efectivos ya. Sin embargo, parece que la obligación de cumplir con la ley aplica sólo para los y las trabajadoras, mientras que el empresariado tiene impunidad asegurada.

En efecto, lactar es decidir. Nos obligan a decidir entre trabajar y alimentar.

* La mastitis es una inflamación del pecho que se presenta cuando uno de los conductos se obstruye, derivado de la no succión de bebé o un extractor.
**La lactancia diferida consiste en realizar extracciones y ofrecer la leche a bebé usando biberón.