Supe de la existencia de Hannah Wright por el video donde abre el mandil para recoger huevos que le da su esposo como regalo de cumpleaños. En ese momento no sabía que se trataba de una mujer mormona viviendo en una granja de Utah con su esposo, Daniel Neeleman, y sus ocho hijos.
Sin saber nada sobre su vida, sentí tristeza al escucharla desear que la caja contuviera unos boletos a Grecia para, segundos después, notar que era un mandil. La tristeza se convirtió en indignación cuando me enteré que Hannah es la nuera del dueño de la aerolínea JetBlue.
En medio de la polémica que han generado las tradewife, Hannah fue entrevistada por Megan Agnew. A pesar de que el texto completo publicado por The Times está reservado para quienes cuentan con subscripción, medios de todo el mundo han retomado algunas de las declaraciones de Hannah, cuya cuenta “Ballerina Farm” tiene 9.4 millones de seguidores en Instagram y 9.1 en Tiktok.
Los titulares de la prensa resumen la entrevista a Hannah como el “caso de la ex bailarina de Julliard que abandonó su carrera para criar a ocho hijos”. Mucho del énfasis en su decisión está relacionado con el proceso de admisión de Julliard, el conservatorio donde estudiaba Hannah al conocer a Daniel. ¿Es relevante el caso de Hannah sólo porque abandonó una carrera prometedora? ¿Sería menos “condenable” su decisión —y hasta entendible— si Hannah hubiera sido una bailarina menos talentosa?
Para mí, lo verdaderamente preocupante está en cómo Hannah reseña que, para convencerla de salir con él, Daniel usó información comercial de la aerolínea de su padre para tomar el mismo vuelo que ella y platicar desde el asiento de al lado. Me preocupa más cómo relata que la decisión de dejar su carrera fue en realidad una solicitud de su pareja realizada antes de contraer matrimonio.
La tendencia de Hannah a priorizar las posturas de su esposo está presente durante toda la entrevista: cuando menciona que a Daniel no le gusta tener niñeras en casa, por lo que sólo ella cuida a sus hijxs; o cuando describe que sólo en uno de sus partos, donde él no estuvo presente, tuvo acceso a la epidural y fue maravilloso.
Pareciera que, sólo en los momentos en que él no está, ella tiene la posibilidad de decidir, de hablar. La propia entrevistadora reconoce que le fue difícil escuchar la voz de la influencer, pues su marido interrumpía constantemente para opinar o corregir.
El caso Ballerina Farm es importante no como la decisión individual de una mujer sino como parte de un relato que justifica el sacrificio a cambio del amor. Cuestionar el relato implica preguntar si Hannah cuenta con las condiciones de libertad para abandonar la granja si así lo desea, para pagar ella misma su viaje a Grecia y construir una vida que la haga más feliz.
Comunicóloga feminista. Por años fue adicta al pan dulce, pero desde que es mamá prefiere el café. Ha sido facilitadora de talleres sobre lenguaje incluyente y derechos humanos para fuerzas armadas. Está en contra del momsplainning y le molestan las personas que dan consejos no solicitados sobre crianza.
