"Maternidades", Antonio Doreste, 2012.
Llevo días pensando en el desempleo. Me angustia imaginar que llegará un día en que deba elegir entre cumplir con una jornada laboral y cuidar a mi bebé. No entiendo cómo lograban congeniar trabajo y crianza mis ex compañeras de proyectos, ¿quién cuidaba a sus hijxs mientras ellas trabajaban jornadas de entre 8 y 10 horas diarias? ¿cuántas gestiones debían hacer para lograr un viaje de trabajo de varios días?
Si hago un esfuerzo al recordar, las respuestas están ahí: vi renuncias al volver de la licencia de maternidad, niñas y niños jugando en las oficinas mientras esperaban la hora de salida y mamás supervisando la tarea vía telefónica.
Como bien dice Ximena Andión: “es difícil entender lo que significa el término piso pegajoso cuando no has vivido en uno”. El piso pegajoso o sticky floor es un término acuñado por la socióloga Catherine Berheide en 1992, surgió de analizar la estructura gubernamental de Estados Unidos y notar que las mujeres se encontraban en los puestos con peor remuneración, sin posibilidad de ascender.
Entre las situaciones que propician el estancamiento de las mujeres en los puestos más bajos de las organizaciones donde laboran, está el tiempo dedicado al trabajo doméstico y de cuidados. En México, las mujeres invertimos 28.8 horas a la semana en el sostenimiento del hogar.
Es tal la carga que implica la doble* jornada que pareciera sólo hay tres opciones: renunciar al trabajo remunerado, sumar a tus hijxs a la jornada laboral o delegar su cuidado en otra persona.
La alcaldía de Bogotá define el acompañamiento laboral como las actividades que realizan niñas, niños y adolescentes cuando acompañan a sus madres, padres, o personas cuidadoras a las jornadas laborales. En estos casos, la niñez se encuentra expuesta a las condiciones de trabajo de las personas a las que acompaña, lo cual implica riesgos que pueden afectar su salud y desarrollo.
Desde 2019, la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México alertó sobre la invisibilización y tolerancia del trabajo infantil de niñas y niños entre 5 y 11 años, ya que el trabajo que desarrollan suele pasar desapercibido bajo el argumento de que “sólo acompañan”.
Los estudios realizados sobre niñas y niños acompañantes en México se han centrado en describir la presencia de menores de edad en tianguis, cruceros, mercados, el Metro y la Central de Abastos. Sin embargo, poco se ha dicho sobre la presencia de la niñez en las oficinas del sector público y privado, donde bebés, niñas y niños comparten condiciones y jornadas de trabajo similares a las de la población adulta.
Sin importar el escenario, detrás de cada menor acompañante subyace la necesidad urgente de contar con un Sistema Nacional de Cuidados. Por años, hemos normalizado la fusión entre la vida personal y el entorno laboral trasfiriendo las cargas de trabajo impuestas a las mujeres de un espacio al otro. La discusión sobre reducir la jornada laboral a 40 horas es parte de los ajustes que se deben tomar para que se garanticen los derechos humanos de cuidar y ser cuidado.
Por lo pronto, seguiré buscando alternativas para trabajar sin renunciar a la crianza.
*Doble o triple.