En los últimos años, hemos visto una reflexión más intensa sobre el significado de los cuidados en la vida humana. En una lectura optimista, me atrevo a decir que, para fortuna de la mayoría, este es un tema cada vez más recurrente cuando hablamos de la complejidad de los problemas a nivel público. También, hemos llegado a un acuerdo (cuando menos entre quienes trabajamos y visibilizamos el tema) de que las labores de cuidado y el trabajo doméstico han sido ejercidos históricamente por mujeres y que nos encontramos lejos de lograr una igualdad en la carga de este trabajo con los hombres.
Sin embargo, hay una cuestión que, si bien no ha quedado fuera de la discusión del todo, por lo menos no ocupa el lugar más visitado en el discurso público. Esto es que el trabajo no solo recae en las mujeres, sino también en la niñez, pero sobre todo en las niñas. Esto es evidente en la cotidianidad, está normalizado e incluso forma parte de la narrativa de la literatura que ilustra esta realidad. Tenemos, por ejemplo, el entrañable personaje de Tita de la Garza, esa Tita que estaba destinada a no casarse porque “debía” cuidar a Mamá Elena en la novela Como agua para chocolate. O los anuncios a temprana edad de Clara sobre su deseo de casarse mientras cuidaba a su madre enferma y a su hermana, en la novela de Isabel Allende La casa de los espíritus.
En fin, estamos tan acostumbradas a ver el cuidado como algo propio de las mujeres que se nos olvida que la reproducción de este ciclo empieza desde que somos niñas. En México, en promedio, las personas jóvenes destinan 8.24 horas por semana a actividades de cuidado directo. La participación en los cuidados de las niñas es de 1.73 millones, frente a los 1.24 millones de niños que proveen este cuidado. Pero además, las niñas proveen los cuidados más intensos, como lo son la alimentación y el baño. Las más susceptibles a la participación en cuidados son quienes viven con niños pequeños, cuya tasa es del 77% en el cuidado (de otras niñas y niños), dedicando más de 5 horas semanales a ayudar a otros miembros del hogar en actividades como comer, bañarse y vestirse.1
Este último dato es muy ilustrativo de lo que persiste en los hogares de las familias mexicanas. Es común ver cómo a las niñas, desde pequeñas, se nos involucra en el cuidado de otros, como nuestros hermanos, hermanas, primos, primas, sobrinos y sobrinas. Yo misma, a los 16 años, y mi hermana, a los 14, comenzamos a proporcionar cuidados a nuestra sobrina, quien, a pesar de contar con el cuidado primario de sus padres, requería mucha más atención para que ellos pudieran realizar actividades remuneradas. En el caso de Matías, mi hijo, las personas que ayudaron en su cuidado durante la etapa más intensa de su primera infancia fueron todas mujeres, y una de ellas era una mujer joven.
Ante todo esto, tenemos que tener en cuenta que México ocupa el primer lugar de la OCDE en embarazo adolescente, lo que da como resultado que tengamos niñas y adolescentes convirtiéndose en cuidadoras primarias como resultado de una maternidad a temprana edad.
Cuando hablamos de cuidados, de las políticas públicas necesarias e incluso del tan aclamado Sistema Nacional de Cuidados, debemos tener en el centro que, además de ser las mujeres quienes destinan su tiempo a los cuidados, están también las niñeces, pero sobre todo las niñas, haciéndole frente a todo ello. Es fundamental tener una perspectiva de niñez y de género en el diseño de toda acción destinada a atender la problemática de los cuidados, para poder cambiar los datos tan alarmantes que no solo abarcan las horas destinadas a los cuidados, sino también todas las consecuencias que eso acarrea a la vida de las niñas, adolescentes y jóvenes.
Para un diseño que cambie la lógica de cómo vemos el problema público del cuidado, requerimos poner la mirada en la niñez, quienes, en lugar de proporcionar el cuidado, tendrían que estar en el centro del cuidado colectivo.
1 Amarante, V., Escaroz, G., Galian, C., & Rubio, M. (2024). Children do care: Novel findings from Colombia and Mexico. Child Indicators Research