17 enero 2025

La trampa de la perfección: entendiendo el TDC

El Trastorno Dismórfico Corporal (TDC) es una enfermedad psiquiátrica que se caracteriza por una obsesiva preocupación por la apariencia física. Las personas con TDC creen tener defectos en su cuerpo que, aunque en realidad no existen o son mínimos, consideran evidentes y relevantes, llegando a pensar que los demás los notan y los juzgan por ello. Esto provoca que se perciban como feos o deformes.

Quienes padecen este trastorno suelen compararse constantemente con otras personas, pasar largas horas frente al espejo examinando sus supuestos defectos y buscar formas de corregirlos. Esto puede incluir procedimientos cosméticos, cirugías, ejercicio excesivo o prácticas de aseo extremo, con la intención de alcanzar una perfección que nunca logran debido a que, en la mayoría de los casos, los defectos son imaginarios. La mente les juega una mala pasada, haciéndolos sentirse siempre insatisfechos y atrapados en un ciclo de inseguridad.

Es fundamental promover la salud mental, acudir a profesionales para recibir terapias y, en algunos casos, considerar el uso de medicamentos antidepresivos. Reforzar el amor propio, la autoestima y contar con una red de apoyo son herramientas esenciales para enfrentar este trastorno.

Por lo general, el TDC comienza a manifestarse alrededor de los 16 años y afecta con mayor frecuencia a mujeres. De la población total que lo padece, aproximadamente el 60% son niñas o mujeres.

Las plataformas digitales, que son el medio de comunicación más utilizado actualmente, junto con otros medios como la televisión, contribuyen al desarrollo de este trastorno. Estos canales están saturados de imágenes, comerciales y estándares de belleza que promueven un ideal basado en un solo tipo de cuerpo. Esto genera inseguridades y fomenta comparaciones constantes con personas que aparecen en dichas publicaciones, a menudo a costa de la paz mental e incluso de la vida.

Si conocemos a alguien con este trastorno, debemos ofrecerles apoyo recordándoles lo valiosas que son como personas, con sus virtudes y defectos. Es importante ayudarles a comprender que no necesitan ajustarse a los estándares de belleza impuestos por una sociedad que diariamente nos contamina con ellos. Somos únicos e irrepetibles, y esa singularidad es lo que nos hace perfectos y bellos.