Diego Martin @diego_martin_f en IG.
A los movimientos sociales, a la valentía y convicción
De los corazones que expresan la voluntad de un pueblo diverso, heterogéneo y plural;
A la convicción colectiva que cuestiona en claves de justicia y verdad;
A las voluntades que ponen sus cuerpxs en el espacio público por un deseo compartido.
A quienes caminaron alzando sus puños, sus mantas, sus carteles; a quienes protestaron antes que nosotras, nosotros, nosotres, y a quienes vendrán…
Así empieza el Manual de Protesta Creativa del Frente por la Libertad de Expresión y la Protesta Social (FLEPS)
En este primer artículo quiero presentar la serie escrita “Existencias y Resistencias”, la cual tiene como objetivo compartir a las audiencias las historias de activistas y personas defensoras de derechos humanos en México y América Latina.
Recuerdo la primera vez que ingresé al mundo laboral, estaba haciendo mis prácticas profesionales en la entonces Subsecretaría de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación y me recibió en el año 2016 un informe que me erizo la piel: “Atrocidades innegables, confrontado crímenes de lesa humanidad en México”. El informe de Open Society Justice Initiative describe a manera de línea del tiempo cómo es que en la última década se habían cometido crímenes de lesa humanidad contra la población civil. Estos crímenes tienen un carácter inhumano como asesinatos, desapariciones y tortura por grupos armados.
Dicho informe recorre desde la Guerra Fría hasta la desaparición de los 43 de Ayotzinapa y refleja un conjunto de casos, obstáculos, recomendaciones y acciones que los gobiernos y legisladores deben modificar para que estas situaciones no se vuelvan a repetir nunca más.
En ese momento supe de qué lado de la historia quería trabajar. Del lado de los colectivos, la sociedad civil organizada, de las personas activistas y defensores de derechos humanos. Llevo poco más de 5 años en la agenda de niñez y juventud, sin embargo, el mundo de los derechos humanos es muy chiquito y me he encontrado con tantas personas que trabajan todos los días con el objetivo de algún día vivir en dignidad.
Las pasiones, historias y resiliencia de cada persona las ha llevado a organizarse y trabajar arduamente para influir con quienes tienen el poder de decidir sobre el rumbo de la economía, la justicia y las leyes.
A partir del año 2011, entró en vigor una reforma constitucional, que obliga a las instituciones mexicanas a respetar los derechos humanos de todas las personas. Esta nueva legislación provocó que todos los esfuerzos de los gobiernos se realicen poniendo en el centro a la dignidad de las personas.
Lo anterior, también tiene implicaciones sociales. Y es que, desde la sociedad podemos empatizar y ayudar (es importante y necesario), pero la visión asistencialista debe ampliarse para cuestionar la responsabilidad de las instituciones y autoridades frente a los roles y mecanismos de protección y defensa (habilitados o no) de derechos humanos.
Y es aquí donde nacen las personas activistas y defensoras de derechos humanos; quienes vigilan, cuestionan, trabajan en las comunidades y con las poblaciones, después de todo, ¿no también esto forma parte de la gobernabilidad? Lamentablemente, no todo el trabajo es línea recta y las personas defensoras y activistas se enfrentan a muchas complicaciones, desde el recurso para echar andar iniciativas, hasta la poca flexibilidad de los gobiernos para escucharles. Aunado a la inseguridad en sus contextos que les amenazan para seguir luchando en favor de (inserte la agenda que quiera).
En mayo del 2022, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) advirtió que la región (América Latina y el Caribe) era una de las más peligrosas para ejercer la labor de defensa de derechos humanos en el mundo. Pero no sólo eso, sino que la CIDH, expresó su preocupación porque “la mayoría de los casos registrados refieren a personas defensoras que ejercían la defensa de la tierra, el territorio y el ambiente o eran integrantes de comunidades indígenas”.
No hay una sola manera de hacer activismo, ni una sola agenda. Las maneras y las luchas son diversas y la creatividad y el uso de las tecnologías son clave para poder generar movimientos donde se conecte con más personas para poder influir en quienes toman decisiones.
Las marchas, los paros, los foros, los discursos, la publicidad, los podcast, las mesas de discusión, los informes, las pintas, las consignas, las campañas en redes sociales, los carteles, las peticiones, la música, la pintura, los antimonumentos, los murales, la poesía, la dramaturgia, el cine, los documentales, el baile… son sólo algunas de las tantas maneras de hacer activismo y de visibilizar las demandas. ¿Cuántas veces hemos empatizado?
Enumerar las agendas… nunca terminaría: agenda medio ambiental; las madres buscadoras; las que luchan por la libertad de los cuerpos; por la libertad de expresión; defensores del territorio; por los derechos indígenas; por una vida de violencia para las niñas y mujeres; contra la trata de personas; por los derechos migrantes; por los derechos de quienes quieren quedarse en sus hogares; contra el adultocentrismo y los derechos de la niñez y juventudes. ¿Cuántas veces me han inspirado, llorado y me he indignado con sus historias?
Agradezco la invitación para escribir en La Miscelánea MX, esta vez no quiero brindar mis opiniones de un tema en específico, por el contrario, quiero aprovechar este espacio para compartir las protestas y las historias de quienes defienden la vida, la dignidad y la justicia con rabia y esperanza. “Existencias y Resistencias” permitirá acercar a nuevas y nuevos lectores a las razones detrás de la rebeldía y la digna rabia.
Por cierto, gracias Natalia LaFourcade por la canción, “Derecho de Nacimiento” la repetí una y mil veces cuando escribí este texto.
Espera “Existencias y Resistencias” cada quince días.
Si eres activista o estás defendiendo una causa me dará mucho gusto entrevistarte.