15 octubre 2024

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“Tu casa será expropiada” (ecos de la desinformación)

Rumbo al centro de la Ciudad de México en un trolebús encontré un debate muy respetuoso, no iban juntos, se encontraron ahí mismo y seguramente estaciones antes venían ya en la batalla de los hechos, las falsas noticias y las ideas.

Uno de ellos, de pants rojo y visiblemente más grande, claramente invadido por la ola de desinformación que se impulsó (¿o se impulsa?) durante las pasadas elecciones, hace 4 meses y algunos días.

Nuestro personaje desinformado, víctima de sus hábitos de consulta y seguramente motivado por ideas internas y preocupaciones, sobre todo se concentró en 2 “argumentos”: se están aprobando leyes al vapor por la coalición preponderante y por lo tanto, estuvo lista en algún momento una ley que permitía al gobierno “apropiarse” de casas “sobradas” de espacio para otorgárselas a familias sin vivienda (parecido con el filme “Nuevo Orden”).

Este último argumento es interesante, pues en su mente y a través de sus palabras graficó la forma en la que se apropiaría el gobierno de espacios sobrados para que otras familias ocuparan ese espacio, dijo algo así: si mi jardín es grande una parte iría a una familia sin vivienda para que esta lo ocupe. Por si fuera peor, argumentó que esa ley había estado lista pero nunca se lanzó.

Nuestro otro personaje con saco de piel y zapatos negros, con mucha calma y sin evitar sonreír le dijo que era imposible, no existió esa ley y si existiera una iniciativa así ardería Troya, dijo. Amablemente puso sobre la mesa que parte del proyecto en la Ciudad de México y en el país era impulsar la vivienda social para jóvenes y adultos, no expropiar o apropiarse de terrenos ociosos o espacios sobrados.

Intuitivamente o identificando el origen de esta falsa noticia, que circuló profusamente por redes sociodigitales, nuestro personaje de saco además le aclaró que no había que preocuparse por convertirnos en Cuba o Venezuela, con una finura provocativa y con la sabiduría de la edad fue más allá. Le dijo: no seremos como Venezuela, porque es un país muy rico, evadiendo cualquier sitio común conducido por las falsas noticias relacionando el país con el comunismo y la pobreza.

Aunque hoy el tema de la desinformación esté en el centro de la discusión, y en algunos casos hablar de ello se proyecte como un tema en boga, no es algo nuevo. De hecho, es tan viejo como la emisión de la información, aunque parezca obvio. En el 44 a.D. no había por supuesto redes sociodigitales, pero de mano en mano se transmitían las monedas; esa fue la técnica que usó Octavio calumniando a Marco Antonio a través de frases.

En el siglo XIX el periódico New York Sun publicó artículos sobre un falso descubrimiento de vida en la luna. Al siglo XX el “trabajo” de Goebbels, la difusión de desinformación para ganar apoyo en el Apartheid de Sudáfrica y hacia el 2000, el New York Times y su connotada lista de informaciones falsas publicadas, una de ellas apoyaría indirectamente la invasión de Irak por parte de Estados Unidos.

En 1905, Sigmund Freud escribió el interesante texto “El chiste y su relación con lo inconsciente”, donde entre otras cosas clasificó operaciones de la psique. En el mismo nivel que los sueños o los errores, el estudio de los chistes son un acceso al inconsciente, son un desahogo y detrás de ellos existe una verdad. Información emitida, que guarda parentesco con las falsas noticias, veta que suele llevar una intención política y una verdad. Cual réplica de este trabajo ya se han hecho ejercicios para categorizar las falsas noticias por Tandoc, Lim y Ling:

  • Sátira (humor o exageración)
  • Parodia (usa información no objetiva para inyectar humor o ridiculizar)
  • Fabricación (sin base objetiva, pero se publica al estilo noticioso para parecer legítimo)
  • Manipulación (describe noticias visuales adulteradas)
  • Publicidad (destinada a vender o promocionar un producto)
  • Propaganda (creada por entidad política para influir en las percepciones públicas)

No profundizaré al respecto, pero es tétrico saber que existen empresas dedicadas a identificar los sesgos cognitivos que pueden producir en la realidad desestabilización a partir de estos distintos tipos de falsas noticias; Cambridge Analytica tuvo en su poder aproximadamente 87 millones de datos de usuarios de redes sociodigitales. No se sabe si tuvo relación con el trabajo de la empresa, pero el Pizzagate vinculado a Hillary Clinton es una muestra. Siga usted las migajas al camino del análisis de los horrores de la manipulación de la información acompañado del documental “The Social Dilemma”.

Regreso a México. Esperemos existan o se estén trabajando propuestas, acciones y mecanismos alrededor de la fundación del centro de ciberseguridad en nuestro país, pues las falsas noticias son claramente una amenaza para la ciberseguridad que incluso puede moldear la realidad y encaminar consciencias, tristemente. 4 meses después de las elecciones hay grupos sociales que siguen compenetrados por estos paquetes de desinformación, sin poder ejercer claramente operaciones mentales básicas para desmontar estas falsedades.

Al menos, de forma decente nuestro personaje desinformado terminó su conversación con el otro personaje diciendo que había que tener cuidado con la reforma al Poder Judicial, aunque en realidad no sabía si esta ya había sido aprobada (decencia cómica después de advertir el advenimiento del comunismo).

Estas operaciones para torcer conciencias y contaminar procesos sociales, por cierto, se parecen mucho al relato repetido hasta al hartazgo y poco argumentado de que somos testigos de la destrucción de la democracia; véase la entrevista que el 11 de octubre le hicieron a Ariel Rodríguez (https://www.youtube.com/watch?v=hS3lAbHDUpE), quien define el anterior mandato y el presente como gobiernos que gobiernan, y a la democracia como obra negra permanente.