23 septiembre 2024

Polgár vs Kasparov

La historia del ajedrez está llena de grandes enfrentamientos y anécdotas, pero pocas tan emblemáticas y reveladoras como el enfrentamiento entre Garry Kasparov y Judit Polgár; fue uno que ofreció una calidad estratégica excepcional, pero principalmente visibilizó como nunca las tensiones que siempre han existido en torno a la misógina en el deporte. La partida entre Garry y Polgár, que tuvo lugar en 1994, sigue siendo uno de los episodios más recordados por la tenacidad y solvencia que demostró Polgár.

Judit Polgár es considerada la mejor ajedrecista femenina de todos los tiempos, había sido entrenada desde pequeña bajo la premisa de que las mujeres podían superar a los hombres en el deporte. Esta creencia, sostenida férreamente por su padre, László, la llevó a ella y a sus hermanas, Sofía y Susan, a desafiar un mundo tradicionalmente dominado por hombres. Judit, la más destacada de las tres, rompió esquemas, se posicionó entre los mejores del mundo y derrotó a titanes del ajedrez.

Garry no escondió su desprecio por Polgár: "Tiene un talento fantástico, pero, después de todo, es una mujer", declaró antes su enfrentamiento en el tablero en 1994. Garry, conocido por su carácter violento y su ego inflado, no veía con buenos ojos que una mujer compitiera a su nivel. Durante la partida, en un momento crítico, Garry movió una de sus piezas y, en cuestión de segundos, la regresó a su posición inicial. Este acto, conocido en ajedrez como "toque, juega", es ilegal: si tocas una pieza, debes moverla. Pero él, en un despliegue de arrogancia y confiado de su influencia y poder en el circuito, decidió faltarle el respeto a su contrincante y al ajedrez. Para sorpresa de Polgár, Garry no fue sancionado. Las cámaras captaron el movimiento, pero los árbitros no hicieron nada. Polgár permaneció sorprendida, inmóvil, en silencio, sin reclamar.

Este episodio dejó ver la cara más maltrecha del ajedrez: la dificultad de las mujeres para ser tomadas en serio y respetadas en entornos dominados por hombres. Garry, al actuar de esa manera, mostró que para él y para muchos otros, el ajedrez seguía siendo un espacio en el que las reglas parecían ser diferentes cuando una mujer estaba involucrada. Aunque en la partida Polgár no hizo ninguna objeción formal, este incidente marcó un punto de inflexión, demostrando que el sexismo era un adversario adicional que ella y todas las mujeres en el deporte debían enfrentar.

La misoginia en el ajedrez no es algo nuevo. Desde hace siglos, las mujeres han sido subestimadas y relegadas a un papel secundario en este juego. La creación de torneos femeninos, aunque permitió a muchas ajedrecistas desarrollar su carrera, también consolidó una barrera simbólica: la idea de que las mujeres no podían competir de igual a igual con los hombres. Garry, ese Gran Maestro tan recordado nunca cesó de desplegar su misoginia: “Ninguna mujer puede sostener una batalla prolongada”, declaró.

Todas sus expresiones que pretendían demeritar la capacidad de las mujeres en el juego resuenan como una muestra del pensamiento predominante en muchos de los grandes maestros de todas las épocas.

Sin embargo, Judit Polgár siguió su carrera con determinación, demostrando una y otra vez que las mujeres podían derrotar a todos esos maestros del ajedrez, al mismo tiempo que dinamitaba al machismo en ese ámbito. En 2002, Polgár derrotó a Garry (quien no quiso o no pudo hacer trampa) en un torneo rápido en Moscú. Derrotar al campeón mundial, considerado por muchos el mejor jugador de la historia, fue un golpe contundente a las ideas de inferioridad que el campeón mundial había expresado.

Este episodio es muestra de cómo, incluso entre las élites intelectuales, la misoginia permea, pero también de cómo las instituciones respaldan las injusticias cometidas por los poderosos de tal o cual organización. El mundo del ajedrez, en aquella partida de hace 30 años, perdió dignidad, respeto y valía. Polgár, no es sólo una Gran Maestra, también es una mujer que ha puesto en su lugar a los machitos que juegan al ajedrez.

“—Hace poco derrotó usted a Magnus Carlsen, el campeón del mundo, en una partida amistosa en Madrid. Y en su momento también venció a Kaspárov, entonces en un torneo oficial. ¿A quién le sentó peor?

Judit Polgár: ¡Kaspárov no estaba nada contento! [Ríe]. A Carlsen no es la primera vez que le gano. Y tampoco parecía muy alegre... Como había muchos teléfonos móviles grabando, no se lo podía tomar a pecho. Pero a un campeón del mundo no le sienta nada bien perder”.