En una sociedad donde el arte se ve como un privilegio o sólo como vocación, surge la necesidad de revalorizar el arte como un vehículo de cambio social, pero también como una labor que merece ser reconocida y remunerada. Lily Álvarez, escritora, dramaturga y fundadora de iniciativas de apoyo artístico, representa esta lucha con su trabajo, el cual va desde la escritura hasta la creación de proyectos literarios y teatrales. Su iniciativa Fomentando Valores y Desarrollo Integral (FOVADI) nació en plena pandemia con un propósito claro: asesorar a nuevos escritores en el proceso de publicación digital y acercarlos a un mundo literario que, en muchos casos, se siente lejano.
Lily concibe su incubadora con una visión inclusiva. "El escritor que no tiene acceso a editoriales debe tener una plataforma para narrar su historia y publicarla en línea", comenta. Esta incubadora busca ser una puerta abierta para autores que, sin el respaldo de grandes editoriales, desean compartir sus voces y sus visiones.
Desde muy joven, Lily fue advertida sobre los desafíos de vivir del arte, especialmente en un país como México donde permanece el estigama sobre que pocas personas leen, y fue entonces cuando decidió que el teatro sería su camino. "Llevo 35 años en el teatro, trabajando con niños y adultos", cuenta. Sus talleres, como el proyecto Capaciteatro, abarcan desde derechos humanos hasta temas empresariales, logrando llevar el arte más allá de las salas de espectáculos.
Lily desafía el mito de que el arte no es una ocupación productiva, y considera que es vital para los artistas aprender a monetizar su talento. "De alguna manera he roto paradigmas: del arte se puede vivir y se tiene que capacitar y saber cómo monetizarlo", afirma. Además, subraya que todas las disciplinas artísticas requieren la escritura, desde los guiones de teatro hasta los comerciales.
A lo largo de su trayectoria, se ha dedicado a ofrecer talleres a una amplia diversidad de personas de muchas organizaciones y desde enfoques que se centran en los derechos humanos, el marketing artístico y la capacidad del arte para convertirse en una actividad terapéutica.
A partir de la incubadora, Lily ha desarrollado un programa internacional llamado "Letras Migrantes", cuyo objetivo es compartir literatura entre continentes, promoviendo conexiones entre escritores de diferentes países. Este proyecto ha tenido presencia en ciudades como Bruselas, Berlín y Praga, permitiendo que migrantes mexicanos en Europa se conecten con sus raíces a través de la escritura. Uno de los frutos de estos encuentros fue un libro basado en un taller de autobiografía sobre la experiencia migrante. "Para el próximo año tenemos planeada una gira por Colombia, Argentina, Panamá, EE.UU. y Canadá, llevando talleres a migrantes y actualemnte lo hacemos en las casas de migrantes en México", comenta Lily.
A través de estas iniciativas, Lily busca que la literatura aborde temas sociales urgentes, como la violencia vicaria, la homofobia y la drogadicción, dando voz a problemáticas que requieren mayor visibilidad. La literatura, para ella, es una expresión artística y una herramienta de cambio y reflexión social.
La experiencia de Lily trabajando en teatro, literatura y promoción artística le ha dejado valiosas lecciones. En uno de sus talleres, se encontró con una escuela que, al no poder financiar su participación, le sugirió colaborar sin pago. Cansada de esta situación, decidió responder con una lección que subraya la importancia del valor del trabajo artístico. "Soy más rica que ustedes porque tengo la decisión de vivir de mi trabajo o no, pero ustedes no pueden pagar mis servicios”, dijo entonces y ahora reafirma que “nuestro talento es nuestra riqueza. Hay que cambiar el chip para que sepamos que el arte no debe ser gratuito", enfatiza. Con esta postura, Lily destaca la urgencia de cambiar la percepción sobre el valor del arte y su impacto en la economía. Para ella, el arte es un trabajo que tiene distintas repercusiones sociales, que ayuda al desarrollo personal y que el o la artista merece ser remunerado.
Lily recuerda que en una ocasión, al despedirse, con cierta tristeza, del programa Imaginación en movimiento y del proyecto de marionetas en colaboración con la República Checa, la coordinadora le lanzó una pregunta inesperada: “¿Quién es el artista?”. Esa pregunta fue un punto de inflexión para Lily. En ese instante, comprendió que debía centrarse en su propio desarrollo profesional, invertir en sus capacidades y nunca más dudar de que ella misma, junto con sus habilidades, era la fuente de su sustento. Desde entonces, su enfoque ha sido claro: el arte es su camino, y ella, su creadora.
FOVADI busca promover el desarrollo integral mediante eventos culturales y artísticos. El programa ha ganado fuerza recientemente y planea expandirse a otros países, especialmente aquellos con comunidades mexicanas migrantes, para que puedan reconectarse con su cultura.
Con una mirada hacia el futuro, Lily Álvarez continúa en su misión de apoyar a otros artistas y fortalecer el papel de las artes en la sociedad. "Los artistas deben creer en sus talentos, en sus habilidades", asegura. Para Lily, el arte debe ser visto como una profesión digna y productiva, y los artistas, como trabajadores que contribuyen de manera fundamental al tejido social y cultural.
En un contexto en el que el arte es, en muchas ocasiones, subestimado o infravalorado, Lily nos recuerda la importancia de no solo fomentar el arte con un fin social, sino de revalorar este trabajo como una fuente de sustento y riqueza, para que nuevas generaciones de creadores puedan vivir de su pasión a la vez que abonan al desarrollo integral de la sociedad.